El PSOE posee una proverbial falta de pudor a la hora de perseverar en la imposible mitificación de su fundador.
Un elemental sentido de la prudencia aconsejaría al PSOE no remover en exceso la memoria de Pablo Iglesias, máxime cuando las hemerotecas de los periódicos más que centenarios están al alcance de todos.
Pero ante la contumacia del PSOE, nada mejor que hacer un repaso a su figura con dos breves pinceladas:
El 7 de julio de 1910, Pablo Iglesias, recién llegado al Congreso de los Diputados (con la edad nada bisoña de 60 años) amenazó con que el PSOE recurriría al «atentado personal» si Maura llegaba al poder:
“..el partido que yo aquí represento aspira a concluir con los antagonismos sociales, a establecer la solidaridad humana, y esta aspiración lleva consigo la supresión del Magistratura, la supresión de la Iglesia , la supresión del Ejército, y la supresión de otras instituciones necesarias para ese régimen de la insolidaridad y antagonismo .... estaremos en la legalidad mientras la legalidad nos permita adquirir lo que necesitamos; fuera de la legalidad cuando ella no nos permita realizar nuestras aspiraciones....// .. Tal ha sido la indignación producida por la política del gobierno presidido por el Sr. Maura, que los elementos proletarios, nosotros de quien se dice que no estimamos los intereses de nuestro país, amándolo de veras, sintiendo las desdichas de todos, hemos llegado al extremo de considerar que antes que Su Señoría suba al poder debemos llegar al atentado personal.”
No tardando mucho, el 22 de ese mes, Antonio Maura sufrió un atentado. Cuando se encontraba en la estación de Francia en Barcelona, el joven socialista. Manuel Posa Roca, disparó contra él, resultando herido en una pierna. Al día siguiente se formuló una protesta en el Congreso a la que , lógicamente, Pablo Iglesias no se adhirió
Años más tarde -según recoge Luis Gómez Llorente en su libro "Aproximación a la historia del socialismo español hasta 1921", Cuadernos para el Dialogo, Madrid,1972, página 169- el 12 de noviembre de 1921, en el discurso pronunciado ante el VI Congreso del PSOE en Gijón, pronunciaría éstas palabras pletóricas de talante:
-"Queremos la muerte de la Iglesia… para ello educamos a los hombres, y así les quitamos la conciencia… No combatimos a los frailes para ensalzar a los curas. Nada de medias tintas. Queremos que desaparezcan los unos y los otros".
Para muestra vale un botón. Esto es lo que homenajean, prietas las filas, Zapatero, González y sus huestes de secuaces acólitos ladrones y terroristas.